domenica 3 febbraio 2013

Mártires Claretianos - Beatos 27.10.2013 y 1

MÁRTIRES CLARETIANOS DE  TARRAGONA

El grupo de mártires, que denominamos Mártires Claretianos de Tarragona, lo forman 7 Siervos de Dios pertenecientes a las Comunidades claretianas de Tarragona y La Selva del Camp. Federico Vila, Jaime Mir y Antonio Vilamassana, formaban parte de la Comunidad de Tarragona; Sebastián Balsells, Antonio Capdevilla, Pablo Castellà y Andrés Felìu eran miembros de la Comunidad de La Selva.


El proceso de beatificación de los mártires claretianos de Tarragona y La Seva del Camp se ha seguido en la Causa promovida por la Archidiócesis de Tarragona bajo el título Manuel Borrás Ferré, Agapito Modesto y 145 Compañeros, sacerdotes diocesanos y miembros de distintas congregaciones religiosas.


P. Frederic Vila Bartrolí; nació en Brull, en la Plana de Vic, cerca de la falda del Montseny (Barcelona) el 13 de marzo de 1884. Profesor muy valorado en la ex Universidad de Cervera, en el filosofado-teologado de Solsona (Lerida) y en la Universidad Pontificia de Tarragona. Sin compromisos parroquiales, el P. Vila impulsó y  revitalizó el grupo de Colaboradores Claretianos, y se constituyó en referencia permanente de numerosos sacerdotes que acudían a consultar al prestigioso profesor de Moral. El 24 de julio 1936 fue conducido al barco Cabo Cullera que hacía las veces de cárcel flotante, y posteriormente al Río Segre. El ofrecimiento de su vida culminó en el cementerio de Torredembarra, por ser sacerdote, fusilado el 11 de noviembre.



P. Jaume Mir Vime; nació el 22 de diciembre de 1889 en Ciutadilla (Lleida). Los años que pasó al frente de la cátedra de Filosofía en los colegios claretianos, unidos a una afición destacada al estudio y a dotes intelectuales excelentes, le habían dado una madurez de ingenio tal, que podía considerársele como autoridad en las cuestiones más intrincadas de la metafísica, dice el cronista P. Berengueras. En Tarragona fue titular de la cátedra de "Cuestiones dificiles" o Tesis del Doctorado de la Universidad Pontificia de Tarragona. Junto al noble afán por la ciencia, el P. Mir alimentaba también un fervoroso anhelo misionero. Fue asesinado en el cerro de la Oliva de Tarragona, por ser sacerdote, el 29 de julio 1936  por ser sacerdote.


H. Antonio Vilamassana Carulla
Nació en Masoteras (Lleida) el 28 enero 1860. Compañero de prisión del P. Federico Vila en el barco Río Segre, vivió y sufrió la misma situación. Corpulento y vigoroso, y sobre todo austero y trabajador, a sus 76 años ayudaba a todos en lo que podía durante su estancia en el barco. “Las partes de Rosario que pudo rezar en aquel ambiente de terror sólo los ángeles pudieron contarlas”. En paz con Dios y con su conciencia y convencido de morir por Cristo, murió asesinado junto al cementerio de Valls.






HH. Pau Castellá Barberá  y

                Andreu Felíu Bartomeu

Nacidos ambos en La Selva del Camp (Tarragona), los dos gastaron los mejores años de su vida en las misiones claretianas de Fernando Póo. La persecución religiosa de 1936 halló a ambos en La Selva del Camp, incorporados a la Comunidad claretiana del lugar. Sobrevivieron tres meses arropados por el cariño familiar, ayudando en las tareas del campo, “rezando mucho y dando buenos ejemplos a todos”.  El 26 de octubre de 1936 en La Riera de la Cuadra, termino municipal de Reus, sufrieron juntos el martirio. La Providencia hizo que estos dos Hermanos claretianos estuvieran unidos en la vida y en la muerte.



H. Antonio Capdevila BalsellsEspluga Calva (Lleida), 27 febrero 1894. Modelo de Hermanos claretianos, era asiduo en el trabajo, fino de modales y formal en su trato. En el Colegio de Cervera desempeñó el oficio de sastre y luego se dedicó a la enseñanza a los alumnos de los primeros años de estudios. Su espíritu de caridad quedó manifiesto cuando su primera preocupación, el día 23 de julio de 1936, fue la de llevar al anciano y enfermo Hno Ramón Garcés al Asilo de las Hermanitas de Reus. Al regreso, en la estación de Vimbodí fue reconocido como religioso, y en el lugar que llaman el Puntarró, a 500 metros del pueblo, le quitaron la vida.


H. Sebastián Balsells Tonijuán;
Fuliola (Lleida), 3 diciembre1885. Su tarea misionera la desempeñó en los colegios claretianos de Cervera, Játiva y La Selva del Camp: “Fue un maestro de escuela muy apreciado”, dijeron de él. Era espiritual, paciente, laborioso y de buen carácter. Al estallar la persecución fue a refugiarse en su pueblo natal. En la casa paterna no dejaba de sus dedos el Rosario, y con el Rosario en la mano hizo el camino del martirio. En la sierra de Almenara, entre el kilómetro 17 y 18 de la carretera, entregó su alma al Señor.


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