mercoledì 10 agosto 2011

13 Agosto '36

Fiesta de los

Beatos Mártires de Barbastro


S.S. Juan Pablo II - Plaza de San Pedro - 25 Octubre 1992


Homilía durante la ceremonia de beatificación (extracto)

“Yo estoy a punto de ser sacrificado Y el momento de mi partida es inminente”. Estas palabras de San Pablo, que acabamos de escuchar, parecen inspirar los mensajes dejados por los mártires Felipe de Jesús Munárriz y 50 compañeros Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de María. Todos ellos, también de nuestro tiempo, pertenecían a la Comunidad–Seminario de la ciudad aragonesa de Barbastro.
Es todo un Seminario el que afronta con generosidad y valentía su ofrenda martirial al Señor. La entereza espiritual y moral de esos jóvenes nos ha llegado a través de testigos oculares y también por sus escritos. A este respecto son bien elocuentes los testimonios personales que los jóvenes seminaristas nos han transmitido. Uno de ellos escribiendo a su familia dice: “Al recibir estas líneas canten al Señor por el don tan grande y señalado como es el martirio que el Señor se digna concederme”. Otro escribía también: “¡Viva el Corazón Inmaculado de María! Nos fusilan únicamente por ser religiosos” y añade en su lengua materna: “No ploreu per mi. Soc màrtir de Jesucristo”...
Los mártires de Barbastro, siguiendo a su fundador San Antonio María Claret, que también sufrió un atentado en su vida, sentían el mismo deseo de derramar la sangre por amor de Jesús y de María, expresada con esta exclamación tantas veces cantada: “Por ti, mi Reina, la sangre dar”. El mismo Santo había trazado un programa de vida para sus religiosos: “Un hijo del Corazón Inmaculado de María es un hombre que arde en caridad y que abrasa por donde pasa; que desea eficazmente y procura, por todos los medios, encender a todo el mundo en el fuego del divino amor”.

Y en el rezo del ángelus, hizo la siguiente alusión

En la legión de los nuevos beatos merece una atención particular el nutrido grupo de los mártires de Barbastro... Nos conmueve el hecho de que hayan sido llamados a dar testimonio de Cristo no aisladamente, sino de modo comunitario, constituyendo así, en cierto sentido, «un seminario-mártir»...
Que el martirio, aceptado con entereza por los claretianos de Barbastro en su camino hacia el sacerdocio constituya un fermento de renovación para las vocaciones y los seminarios de todas las naciones. El Señor otorgue a la Iglesia pastores según su corazón. El testimonio luminoso de los mártires, que hoy veneramos, haga que cada uno esté dispuesto a ofrecer su contribución a la gran obra de la formación sacerdotal.

Nessun commento:

Posta un commento