mercoledì 12 agosto 2009

BARBASTRO

La fe es más grande que la muerte


El Viacrucis claretiano en Barbastro se desarrolló a lo largo de 20 días en el verano de 1936. La salida hacia el “Calvario” la marcó el toque de la pequeña campana de la Comunidad: “aquella campana, (que) en sus largos años de servicio claustral, nunca había llamado con tanto amor como ahora que llamaba al martirio… y fue obedecida con la fidelidad de siempre”
A lo largo de tres semanas, los miembros de aquel “Seminario Mártir” fueron llegando a la cima del dolor físico y moral, acosados y maltratados desde fuera, pero con un espíritu firme y con la alegría de saberse fieles al Maestro.



El 12 de agosto fue una de las cinco fechas gloriosas en que nuestros hermanos de Barbastro escribieron con letras rojas su testimonio de amor a Cristo.
En la madrugada de este día habían sido fusilados los “seis de más edad”, que se sumaban a los “tres superiores” que habían entregado su vida diez días antes, sin que esta última circunstancia fuera todavía conocida por los cuarenta jóvenes que quedaban en el salón-cárcel de los Escolapios, todos menores de 26 años.
Haciendo éstos gala de la mejor iniciativa juvenil, aprovecharon un papel envoltorio de chocolate para estampar todos en él la firma rubricando la profesión de los sentimientos que en ese momento les embargaba:

Agosto, 12 de 1936. En Barbastro. Seis de nuestros compañeros son ya Mártires, muy pronto esperamos serlo nosotros también, pero antes queremos hacer constar que morimos perdonando a los que nos quitan la vida y ofreciéndola por la ordenación cristiana del mundo obrero, por el reinado definitivo de la Iglesia Católica, por nuestra querida Congregación y por nuestras queridas familias. ¡La ofrenda última a la Congregación de sus hijos mártires!


Y al final, después de las firmas, continúa un escrito del siempre animoso Faustino Pérez:

Vive inmortal, Congregación querida, y mientras tengas en las cárceles hijos como los tienes en Barbastro, no dudes de que tus destinos son eternos. ¿Quisiera haber luchado entre tus filas! ¡Bendito sea Dios!

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